Ayer celebramos la Presentación de Jesús en el Templo. José y María llevaron a Jesús al Santuario y lo presentaron a Dios como dictaba la Ley. Siguiendo el ritual ofrecieron lo estipulado para las familias pobres: dos palomas o dos pichones; las familias pudientes ofrendaban un cordero. Nos servimos ahora de algún comentario de los Santos Padres de la Iglesia Primitiva que iluminan nuestro corazón y nuestra alma. Dicen que José y María no ofrecieron un cordero porque llevaban en sus brazos a Jesús: El Cordero Salvador del mundo anunciado proféticamente: "Como un cordero al degüello era llevado... y no abrió la boca" (Is 53,7b). Si este matiz catequético nos parece hermoso, nos quedamos estremecidos ante la belleza de este otro comentario: En su entrada al Templo con Jesús en brazos, María representa la zarza en la que quedó trabado el cordero del que Abraham se sirvió, por indicación de Yavhé, para ofrecérselo en sacrificio en lugar de Isaac... que nos representa a todos (Gen 22,11-14).
P. Antonio Pavía - comunidadmariamadreapostoles.com
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