En el Nombre de Jesús
Expulsar demonios, hacer milagros... etc. son prismas luminosos que surgen del inconmensurable haz de luz que es en sí la predicación del Evangelio. Hay sin embargo un signo por el que Jesús reconoce como suyos a quienes predican el Evangelio y es que lo anuncien en su Nombre marcando así la diferencia frente a los que se sirven de la predicación para el lustre de su propio nombre, en aras de su gloria. Esto es propio de los fariseos tantas veces desenmascarados por Jesús como por ejemplo cuando les dice: "Muchos me dirán aquel Día: Señor, profetizamos, hicimos milagros en tu nombre...”. Yo les diré: ¡Apartaos de mi agentes de iniquidad! (Mt 7,22-23). Los fariseos de todos los tiempos son tan necios que ni siquiera se percatan de que anteponen su propio nombre y gloria al Nombre y Gloria del Hijo de Dios. En cuanto a aquellos que desprecian la gloria de los hombres al predicar el Evangelio, al morir, oirán un resonar de voces en el Cielo, aclamándoles así: ¡Bendito el que viene en el Nombre del Señor! (Mt 21,8-9).P. Antonio Pavía - comunidadmariamadreapostoles.com
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