lunes, 16 de octubre de 2017

LO QUE IMPORTA Y LO QUE NO IMPORTA (por Tomás Cremades)

¿Nos hemos parado a pensar alguna vez en la vida lo que importa y lo que no importa? ¡Pues ya es hora de hacerlo!
Te lo digo y me lo digo. Y además, eso cambia con los tiempos y las edades. Nos dice Jesús: “…Pedro, cuando eras joven te ceñías e ibas a donde querías. Cuando seas viejo, extenderás las manos y otro te ceñirá e irás adonde no quieres ir…(Jn 21,18)
¿Qué quiere decir Jesús? Pues que cuando unos es joven parece que te comes el mundo; tú gobiernas tu existencia, y no piensas en otros asuntos de la vida; ¡ya me convertiré! Si acaso es que crees en otra existencia…”Te ciñes” como dice Jesús a tus propios gustos y necesidades e inquietudes; tienes que labrarte un porvenir donde probablemente, no está Dios. Vas donde quieres.
Al madurar con los años, no necesariamente hacerte viejo, pues esta palabra en la Escritura significa “maduro en la fe”, la fe adulta, que crece por gracia de Dios, no quieres ir donde perciben tus sentidosocultos en el subconsciente…Es el camino de la cruz. La vida que has llevado, que hemos llevado, no te ha dado la felicidad. Ha dejado un sabor agridulce. No ha dado fruto, porque: “…sin Mi, no podéis hacer nada…” (Jn 15, 1-8).  Y es muy probable que hayamos prescindido de Dios.
Y nos dice el texto que “…extenderás las manos…” ¡Qué curioso! Es la postura de un ciego, que no ve, que ve sin ver. Jesucristo, el Justo por antonomasia, el que “se ajusta” al Padre, que es lo que significa ser justo, extendió sus manos en la Cruz y así adquirió para Dios un pueblo santo.
Extenderemos las manos en solicitud de auxilio, porque el hombre rechaza el sufrimiento de la cruz. Entonces aparecerá el Otro, con mayúscula, Jesucristo, que nos llevará a ese camino de la cruz gloriosa. 
“Mi yugo es suave y mi carga ligera” (Mt 1,28-30). El yugo se lleva entre dos animales para repartir la carga. Jesús no nos mete miedo con una cruz que no podamos llevar. El yugo lo llevamos, pero al lado, tirando con nosotros, va Jesús para repartir esa carga. Seguro que Él llevará la parte más pesada.
Meditemos, a la luz del Evangelio, lo que realmente importa y lo que no importa. Tomar conciencia de los acontecimientos de la vida, pararse a meditar en un mundo lleno de prisa y de ruido… ¡Arrête toi…” dicen los franceses, ¡párate!”,diremos nosotros, a pensar un poquito lo que Dios ha hecho por ti y de lo que, quizá, no te hayas dado cuenta.
 
Alabado sea Jesucristo

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