"Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» .Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. .Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.»"
Jn 14; 5-7
EL CAMINO DE LA VIDA
El camino de la vida no está escrito.
Y nosotros hambrientos de certezas y de vivir con antelación lo que vamos a vivir después, no nos sentimos cómodos ante esta inseguridad que nos genera angustia y desasosiego.
Y nosotros hambrientos de certezas y de vivir con antelación lo que vamos a vivir después, no nos sentimos cómodos ante esta inseguridad que nos genera angustia y desasosiego.
Dios nos ofrece su mano para caminar. No nos dice a dónde nos lleva pero nos asegura que nos enseñará a vivir así, como lo hacen los lirios del campo y los pájaros del cielo.
Y Dios habla de enseñarnos, precisamente porque no sabemos. Porque para tomar la decisión de cogernos de su mano y abrazar esa vida que nos ofrece, primero tenemos que desprendernos del miedo.
Y ¿a qué tenemos miedo?: tenemos miedo a renunciar a las seguridades con las que tejemos cada día nuestra vida. Tenemos miedo a desprendernos de esas falsas certezas que creamos de forma ficticia y que nos dan la apariencia de que el mundo es un lugar donde sentirse a salvo.
Pero a lo que deberíamos temer es a esa gran mentira de la seguridad que nos ofrece el mundo y que hemos creado para vivir tranquilos.
Confiar plenamente en Dios no es fácil, pero siempre tiene respuesta.
Colocarse a su lado y desear andar con Él el camino de la vida, es una aventura única pero es una aventura para valientes.
Valientes que no se engañan con la falsa seguridad que el mundo ofrece y que ven, detrás de las nieblas del mundo, otra forma de vivir donde la felicidad se encuentra en el cuenco de las manos de Dios.
Los que han encontrado allí su lugar, ya no pronuncian la palabra miedo, porque allí no existe.
Allí, en ese lugar conquistado que Dios tiene reservado para cada uno de nosotros solamente llegan los que lo desean más que a su propio temor de desprenderse de lo que falsamente parece que les da la vida.
Allí llegan los que, ligeros de todo lo que es prescindible, rompen las barreras del miedo y encuentran la verdadera felicidad.
"«Sé valiente y firme, porque tú vas a dar a este pueblo la posesión del país que juré dar a sus padres. Sé, pues, valiente y muy firme, teniendo cuidado de cumplir toda la Ley que te dio mi siervo Moisés. No te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito dondequiera que vayas. No se aparte el libro de esta Ley de tus labios: medítalo día y noche; así procurarás obrar en todo conforme a lo que en él está escrito, y tendrás suerte y éxito en tus empresas."
Jos 1; 6-8
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