"Allanad el camino al Señor", nos dice hoy Juan Bautista recogiendo la exhortación de Isaías (Is 57,14). La exhortación es atrayente, pero ¿Cómo allanar el camino al Señor, si por más que nos servimos de la moral o de la ética, tenemos querencia a caminar según nuestras obstinaciones que distorsionan la verdad y hasta doblegan nuestra libertad?
Deseamos allanar el camino al Señor, pero dudamos y desconfiamos de su compañía, no estamos muy convencidos de que bajo su tutela nos realicemos como personas, por lo que sentimos el impulso de hacer nuestro camino por la vida a nuestro aire, por más que sus socavones nos hieran una y otra vez. Quizás ha llegado el momento de decir basta a tantas heridas, a tanta sangría interna, y ante nuestras impotencias suplequemos a Jesús el Señor que sea Él mismo quien allane nuestro camino, que cargue con las piedras y las arroje a sus linderos, que siembre en nuestro corazón el deseo de conocer a su Padre como nuestro Padre. Quizás sea en este Adviento cuando por fin tomemos conciencia de que lo que dice Jesús en su Evangelio : "Nadie va al Padre sino por mi.." ( Jn 14,6) no era algo fantasioso sino la razón de nuestro paso por el mundo. Ojala digamos al Señor en este Adviento: Aquí estoy, quiero dejarme conducir por Tí...
(P. Antonio Pavía)
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