Decir que por el hecho de estar bautizados hemos de evangelizar sí o sí es reducir la Evangelización a un mero decreto, y no es así. Una persona Evangeliza en Espíritu y Verdad cuando en su interior arde el Fuego del Evangelio de Jesús, como le pasó a San Pablo que a un cierto momento confiesa: ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio! El Apóstol no anuncia el Evangelio por propia iniciativa, lo hace porque el Fuego de Dios, le consume por dentro (ICo 9, 16-17). El que tiene el Evangelio sólo en la memoria, no sabe ni entiende lo que es ser consumido por el Fuego del Evangelio de Jesús. El que vive una experiencia parecida a la de San Pablo sabe, por sí mismo que sólo el Fuego de Dios, que es su Palabra, es capaz de hacer frente y aniquilar a las seducciones con las que Satanás asalta nuestro corazón... y la primera de ellas es... ¡Seréis como dioses! Vosotros decidiréis lo que está bien y lo que está mal (Gen 3, 4). Al final las seducciones abrazadas, se convierten en multitud de espinos que despellejan lo que eres... y lo que estuviste llamado a ser junto a Dios... pero para entonces Satanás, tu Seductor ya pasa de ti. Aún así uno de los ladrones crucificado junto a Jesús se acogió a Él y Jesús le dijo ¡Aquí estoy soy tu Buen Pastor!
P. Antonio Pavía comunidadmariamadreapostoles.com
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