viernes, 22 de enero de 2021

Reflexión al Evangelio del 3er. Domingo T. Ord. (Mc 1,14-20)

Marcos nos ofrece la confirmación de la llamada de Jesús a Andrés y a Pedro que vimos el domingo anterior. Esta llamada encierra una Promesa que sólo Dios puede cumplir; Jesús les dice: "Venid conmigo y yo os haré llegar a ser pescadores de hombres". Jesús no les presenta ni programa ni condiciones. El Evangelio no es un manual de perfección sino el Gran Don del Señor con el que forja nuestro seguimiento y discipulado. El Discipulado no es obra humana, por muchas renuncias que te impongas, es una obra de Dios de tal magnitud que llega un momento en el que pones tu vida en sus manos… y esto no lo haces porque hayas llegado a una perfección inaudita sino porque por medio del Evangelio que vas asimilando, sin fanatismos neuróticos  El alcanzará para ti la Plenitud. En definitiva uno que desea seguir a Jesús prescinde de programas, que al final los ha trazado él y deja a Dios actuar en él;  le deja las manos libres para que cree en el Discipulado. Quizás el mayor problema de mucha gente aparentemente buena y hasta comprometida es que el Evangelio de Jesús es ¡El Gran Desconocido para su alma!

P. Antonio Pavía comunidadmariamadreapostoles.com

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