viernes, 1 de enero de 2021

Reflexión al II Domingo después de Navidad (Jn 1,1-18)

 

¡Déjame ver tu Rostro! Dijo Moisés a Dios. Él le respondió : "Hay un lugar junto a mi... podrás ver mis espaldas, pero mi Rostro es inaccesible"(Ex 33,18-23). Partamos con temblor sagrado estás palabras... "Puedes ver mis espaldas pero no mi Rostro". Sabemos que el Antiguo Testamento se abre paulatinamente hacia su Plenitud que es Jesús. Gracias a Él, Dios conocido de espaldas -la ley- nos va mostrando su Rostro. En su primera Carta Juan nos lo hace saber: "Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos... os lo anunciamos”; la Vida Eterna que estaba vuelta -de espaldas- al Padre se nos ha manifestado (1Jn 1,1-2). San Pablo certifica que podemos ver a Dios con los ojos del corazón (Ef 1,17-18). Falta aclarar cuál es ese “lugar" junto a “mi“ del que hablo Dios a Moisés... Nos lo da a conocer Juan… "Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y..." (Jn 19, 25-27)

P. Antonio Pavía comunidadmariamadreapostoles.com

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