¿Y si nos pudieran hacer un análisis del alma, de que estaría compuesta?
Quizás de sensaciones, sentimientos. Unos en mayor medida que otros. Amor, tristeza, alegría, paciencia, esperanza, miedo, justicia, ira, etc…. Todos distribuidos en dosis, que según qué casos, salen a flote de nuestra personalidad. A veces, nos llegamos a intoxicar de malos sentimientos, entrando en una espiral que nos hunde en la miseria, se hunde el ego y salta la alerta!!!
Pero sigamos. ¿Y si a su vez pudiéramos hacer un análisis de cada sentimiento? Yo creo que veríamos, que cada uno se compone de muchas sensaciones, hasta llegar a ser el que es.
Pero hay uno, en especial, que lleva el ADN del alma, es el “Amor”. Ahí están las instrucciones para vivir nuestra vida.
Y si siguiéramos analizando, llegaríamos a un punto muy chiquitito e indivisible, que todos y digo “todos” tenemos. Y no por ser el más pequeño es menos importante, al contrario. Es el origen, es aquel que cuando descubres que siempre ha estado contigo, te hace comprender muchas cosas. Es la “Esencia de Dios”. Y una vez reconocida te impregna de su aroma suave y recorre toda tu alma y te llena de Paz. Y como dijo San Agustín: Tarde te amé, y Tú estabas dentro de mí y yo te buscaba fuera.
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