Texto Bíblico
Llamó otra vez a la gente y les dijo: «Oídme todos y entended.
Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre.
Quien tenga oídos para oír, que oiga.»
Y cuando, apartándose de la gente, entró en casa, sus discípulos le preguntaban sobre la parábola.
El les dijo: «¿Conque también vosotros estáis sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarle, pues no entra en su corazón, sino en el vientre y va a parar al excusado?» - así declaraba puros todos los alimentos -.
Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre.
Quien tenga oídos para oír, que oiga.»
Y cuando, apartándose de la gente, entró en casa, sus discípulos le preguntaban sobre la parábola.
El les dijo: «¿Conque también vosotros estáis sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarle, pues no entra en su corazón, sino en el vientre y va a parar al excusado?» - así declaraba puros todos los alimentos -.
Y decía: «Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al
hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones
malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria,
insolencia, insensatez.
Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre.»
Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre.»
Palabra del Señor
Comentario: La impureza en el hombre
Normalmente entendemos la impureza como los pecados contra la virtud de la castidad, en sus vertientes de palabras, obras y omisiones. Todos sabemos que estos pecados, que generan otros más graves, como la infidelidad o el adulterio, al margen de las relaciones sexuales fuera del matrimonio, o las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, están recogidos en los Diez Mandamientos y en el Catecismo de la Iglesia Católica.
Pero, en este caso, Jesús, no habla de ello, sino de la impureza entendida como “idolatría”, el seguimiento a otros ídolos, llámese dinero, egoísmo, prepotencia, abuso de poder…Por eso nos dirá Jesucristo, y enumerará claramente, que lo que sale del corazón humano es lo que le hace impuro, “idólatra”.
(Tomás Cremades)
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