Nos dice hoy el Evangelio que Dios amó tanto al mundo que entregó a su propio Hijo, no para juzgar al mundo sino para salvarlo. El anuncio, siendo de por sí impactante, nos sume en la más absoluta perplejidad al considerar que por su parte Jesús se dejó entregar, es decir que se dejó despojar de la vida, que la dió voluntariamente como Él mismo proclamó Jn 10,17-18. La lectura de su Pasión lo confirma. Se dejó entregar en la Última Cena por Judas justo después de proclamar: "Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros..". Horas después, se sometió al veredicto del pueblo acerca de quién era más digno de conservar la vida: Él o Barrabás. El pueblo consideró más digno al asesino, por lo que Pilato soltó a Barrabás y le entregó a Jesús para que lo crucificaran.MC 15,15. Esto es el Amor. Podemos dejar que pase de largo, pero que sepamos que es el Amor que jamás muere.
(P. Antonio Pavía)
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