Cayó tu Palabra al borde de mi camino
Tuve que detenerme y me incliné para recogerla
Incliné las rodillas de mi alma y la tomé en mis manos, la hice mía
Tuve que abandonar otras cosas, las de ese momento, pero yo sabía que esa Palabra, caída al borde de mi camino, esa palabra pequeña que casi no hizo ruido al caer, guardaba un tesoro que curaría mi corazón.
Y entre mis manos, se hizo parte de mí.
Y la cuidé , y la mimé y dediqué tiempo para que se atara con fuerza a mi interior.
Y , mientras la cuidaba, poco a poco, extendía sus ramas dentro de mí y comenzaba a dar frutos, frutos de vida que ocupaban el lugar de los agraces de antaño.
Así comenzó mi historia contigo, Señor, y así continúa
Yo, atando cada día las Palabras que depositas en mi camino con fuerza a mi alma
Tú, extendiendo tus ramas y ocupando mi ser
Haciendo crecer en mi interior tu árbol de vida, tu árbol de Eternidad
(Olga Alonso)
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