Nadie sabe lo que es encontrar la Luz y perderla, como los que hemos sentido sobre nosotros, la mirada de Dios por un instante.
Esa mirada que arrebata nuestra voluntad y que salimos, desde ese momento, a buscar cada día, con la esperanza puesta en volverla a encontrar, con el anhelo de cruzar otra vez nuestros ojos con el Creador
Esa mirada que abraza, esa mirada que calma, que acelera el corazón y que nos descubre el alma que late en nuestro interior.
La mirada a la que pertenecemos, la mirada que nos hizo suyos.
Cada vez que me acerco a su Palabra, busco entre líneas esa mirada que me mire y me elija
Esa mirada que me confirme y me sostenga, esa mirada que me hizo suya el día que me miró.
(Olga Alonso)
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