viernes, 18 de enero de 2019

REFLEXIONES al Evangelio del II Domingo del Tiempo Ordinario OrdinarioCiclo C 20-01-2019 (Jn 2,1-11)

Un buscador de Dios alcanza a encontrarle y a intimar con Él, cuando llega a estremecerse ante su Palabra como dice Isaías ( Is 66,2). Alguien se preguntará qué tiene que ver esto con el Evangelio de hoy que trata de las Bodas de Caná en las que Jesús convirtió el agua en vino. La respuesta está en lo que dijo María a los sirvientes después de decirle a Jesús : ¡No tienen vino!.. María les dijo: "Haced lo que El os diga". Ante el Evangelio del Hijo De Dios, se suelen dar dos tipos de reacciones. La primera, ver tal o cual pasaje meramente interesantes desde una perspectiva bíblico-cultural con su componente moralista, y la segunda que es estremecerse interiormente ante "el perfume de Dios" que emana su Palabra. Es un estremecimiento no inducido por factores externos, tampoco internos o subjetivos. Es un don que Dios otorga a quien ama su Palabra, con tal pasión, que llega a hacerla suya aunque no encaje con sus aparentemente sanos criterios. No había como encajar lo que dice a estos sirvientes Jesús: ¡Llenad las tinajas de agua!. Con el malestar que se notaba ya entre los comensales, estos hombres no tienen otra cosa que hacer que ponerse a llenar unas tinajas, con capacidad de cien litros , ¡de agua!; pues lo hicieron movidos por la propuesta que habían escuchado: ¡Haced lo que El os diga!. El agua se convirtió en vino.. que significa que la fiesta de quién tiene a Dios en su corazón no tiene fin. Así es como actúa el Señor Jesús con quién se fía y confía en sus Palabras; convierte el agua de sus Impotencias en Manantial de Vida, no externo, sino interno, dentro de él. De ahí su estremecimiento continuo ante su Evangelio.

(Antonio Pavía-Misionero Comboniano)
comunidadmariamadreapostoles.com

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