martes, 26 de marzo de 2019

A María

María, vengo a traerte una flor, casi sin darme cuenta me encuentro ante el Altar, pues me gusta estar contigo a solas para que podamos hablar.

Nada más entrar te miro a los ojos, siento tu dulzura y tu paz, me dices que me quieres y todo tu amor me das.

Yo vengo a pedirte perdón por todo lo que hecho mal y así  recobrar la paz, pues necesito de este alimento para poder caminar.

Yo rezo ante ti María con todo mi corazón, y al mirarte a los ojos tú me sonríes y me das tu bendición.

Me dices que estás muy triste,que tienes mucho dolor, sabes que tu hijo va a pasar por un sufrimiento muy duro para salvar a los hombres y que al Cielo puedan llegar.

Yo te doy gracias María por tu generosidad, pues trajiste a tu hijo al mundo sabiendo  el sufrimiento que él iba a pasar.

Va a pasar por un calvario que ningún hombre lo podría aguantar, y va arrastrando una Cruz donde lo van a crucificar.

Tú María lo acompañas, en ningún momento le vas a dejar, pero cada vez que se cae, sientes como si te clavaran un puñal.

Lloro contigo Señora pues sé lo triste que estás, quiero acompañarte en ese calvario, hasta la Cruz contigo poder llegar, y limpiarte esas lágrimas que manchadas con sangre están.

A pesar de estar tan triste Madre mía no pierdes ni tu dulzura ni tu paz,  sigues queriendo a los hombres con locura y nunca nos vas a abandonar, a pesar de que a tu hijo le hagamos tanto mal.

Tú nos das fe y esperanza, ahora sabes que tu hijo no ha muerto, él va a resucitar y en él encontraremos la
calma, la luz y la alegría que tanto vamos a necesitar.

Madre, intercede ante tu hijo por nosotros como lo hiciste en la boda de Caná.

Tenemos que estar alegres pues Jesús va a resucitar, va a ser el Rey del mundo, pues es Dios y Señor de toda la humanidad.

(Elia Herrero)
www.comunidadmariamadreapostoles.com

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