El Evangelio de hoy nos habla del Hijo Pródigo . Este
joven no estaba a gusto en su casa con su padre, sobre todo porque en la cultura
de Israel los primogénitos tenían unos privilegios honoríficos y económicos
superiores a los demás hermanos, Es por ello que, a un cierto momento, no
soportando más su situación, tiene agallas para
poner tierra por medio entre el y su padre. El caso es que con el tiempo
sucede que su vida está a la altura de los animales que cuida. Es entonces que
las mismas agallas que tuvo para marcharse, dando un portazo, las tiene para
entrar en sí mismo y escuchar el grito de su corazón profetizado por el
salmista: "Oigo en mi corazón : Buscad mi Rostro. Si, tu Rostro buscaré Dios
mío"( Sl 27,8). Se dijo entonces: en mi casa hay pan-vida en abundancia...y
sobreponiéndose a la soberbia que
intentaba retenerle, se levantó y se puso en camino hacia su padre..mejor
dicho hacia su Padre.No sabía cómo iría a recibirle, en su cabeza hervían mil
conjeturas. El Padre es mucho menos complicado, de hecho, apenas lo diviso a lo
lejos, "...conmovido se echó a su cuello y le besó efusivamente.."
(Antonio Pavía-Misionero Comboniano)
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