Bienaventurados los que crean en mí sin haberme visto dice Jesús a Tomás. Les llama bienventurados no porque sean más sufridos o austeros que los demás; no va por ahí la alabanza de Jesús. Se está refiriendo a aquellos que dieron crédito a esas intuiciones de su alma que como decía Henri Bergson claman por la Transcendencia. Si, impulsados por sus intuiciones a las que arroparon con el Evangelio y pudieron reconocer a Jesús como el Señor, el Hijo de Dios.
Dice San Agustín que llegaron a verle con los ojos del alma...que son más perspicaces y profundos que los del cuerpo.
(Padre Antonio Pavía)
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