"Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él .No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz." Jn 1; 6-8
ELLOS, LOS PROFETAS
Ellos abrieron la puerta para que pudiéramos ver la luz que había detrás.
Ellos, arrebatados por tu amor, quisieron contarle al mundo lo que habían visto, lo que sabían.
Ellos, solos ante el mundo, gritaron una verdad que ese mundo era incapaz de comprender.
Ellos dudaron pero se levantaron, te preguntaron, se rebelaron e invocaron tu respuesta que siempre llegó.
Ellos fueron nuestros hermanos que entregaron su vida a gritar para arrastrar las tinieblas y anunciar la Luz.
Danos, Señor, un poco de su pasión, de su coraje, de esa fuerza que les hizo portadores de tu verdad en un mundo que clama por respuestas que nadie es capaz de dar.
"¿Por qué ha resultado mi penar perpetuo, y mi herida irremediable, rebelde a la medicina? ¡Ay! ¿serás tú para mí como un espejismo, aguas no verdaderas? Entonces Yahveh dijo así: Si te vuelves por que yo te haga volver, estarás en mi presencia; y si sacas lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Que ellos se vuelvan a ti, y no tú a ellos." Jr 15; 18-19
(Olga Alonso)
No hay comentarios:
Publicar un comentario