Del Evangelio de hoy entresacamos este punto: Un hombre llamado Jairo ruega insistentemente a Jesús por su hija pues se está muriendo. Al llegar a su casa resulta que ya ha fallecido. Jesús haciendo caso omiso de la incredulidad de los presentes se acerca a la niña que yace en la cama y le devuelve la vida que había perdido.
El milagro en sí, no debería sorprendernos mucho, es uno más entre tantos. Contiene sin embargo un dato muy significativo para los que intuyen que el Evangelio es el eslabón que les une indisolublemente al Hijo de Dios. Me refiero a las palabras que Jesús dirige a esta niña: "¡Contigo hablo, levántate!". Todos los estudios, lecturas, reflexiones. .etc que se hagan sobre el Evangelio ,no pasa de ser un almacenamiento de ideas e incluso buenas intenciones bastante ineficaces si no hacemos nuestras.. tuyas.. las palabras de Jesús a esta niña muerta.. "¡Contigo hablo, levántate!" Cuando un texto del Evangelio conmociona tu alma con un estremecimiento que ni siquiera eres capaz de expresar, Jesús está repitiendo contigo el milagro con la niña.. es un milagro que no queda ahí para el recuerdo, se repite y cada vez con más fuerza y conmoción a los largo de tu vida. Asi es como Jesús forma, en realidad es una creación, a sus discípulos. Todo el Evangelio es una gratísima y vibrante experiencia del Hijo hablando con nosotros. De ahí nace nuestra conversión a Él y no como compromiso moral sino, como confiesa Pablo, por ser su gran ganancia.( Fil 3,7..).
(Antonio Pavía-misionero comboniano)
comunidadmariamadreapostoles@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario