La Palabra de Dios es viva y eficaz… (Hb 4, 12-15) y más cortante que espada de dos filos. Penetra hasta la división de alma y espíritu, hasta las articulaciones y médulas; y discierne sentimientos y pensamientos del corazón.
Y si la Palabra es viva, quiere decir que tiene vida, y que es capaz de transmitir esa Vida con mayúscula que sólo puede dar Dios, encarnado en Jesucristo y en su Evangelio.
Y es eficaz, es decir, es necesaria y suficiente para nuestra salvación. Y es suficiente junto con los Sacramentos que nos enseña la Iglesia.
Dice la Carta a los Hebreos que “…penetra hasta la división de alma y cuerpo…”. Hay quien confunde estos dos conceptos, de alma y espíritu. Y no es lo mismo; hay una diferencia sustancial. Todo ser humano tiene alma por CREACIÓN del Creador. El espíritu se recibe por la Fe en Jesucristo y ser morada del Espíritu Santo.
San Pablo lo define muy bien, llamando “psiquikoi” a las personas apegadas a las cosas de este mundo. Y llama “pneumatikoi” a las personas que conociendo al Señor, viven ajustándose a Él en íntima unión con la fe y la caridad. Esta palabra: “pneumatikoi” significa en griego: “gente con espíritu”.
En el texto enunciado, trata de hacer comprender ambos conceptos, acogiéndose a las metáforas de “articulaciones y médulas”, es decir, lo que nos permite caminar, pero que sin la médula no es posible hacerlo; entre “sentimientos y pensamientos del corazón”, es decir, no es lo mismo lo que intelectualmente se piensa, que lo que realmente produce e impulsa el sentimiento del corazón.
(Tomás Cremades)
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