martes, 6 de junio de 2017

LA NOCHE OSCURA vs LA VIDA TIBIA (Tomas Cremades)

Muy probablemente, los cristianos, y, en general, los seres humanos, hayamos vivido lo que san Juan de la Cruz denominó:”La noche oscura del alma”. Y generalizo el término de “seres humanos”, frente al menos genérico de “cristianos”, por razones obvias. 

Los cristianos, los discípulos del Señor Jesús, los que le buscamos, somos conscientes de nuestra precariedad en la búsqueda, pero le miramos a Él. Se hace realidad en nosotros la profecía: “… mirarán al que traspasaron…” (Za 12,10), y también (Ap1, 7)
Pues los cristianos sufrimos en nuestra propia alma esa noche oscura, en donde aparecen las dudas de fe, en donde nos ocurren acontecimientos en los que parece que Dios no se ocupa de nuestra causa. Dice el salmista:”…Son mis lágrimas mi pan día y noche, cuando me dicen todo el día: ¿dónde está tu Dios?...” (Sal 42,4)
Esta “noche oscura” la permite Dios porque nos hace crecer en la fe. Él no nos deja en la estacada. Pero hay otras formas de vivir la vida: naturalmente la vida de los que viven sin Dios. Y una más: los que viven una vida de forma tibia. No se preocupan nada más que de cumplir, de no faltar, ausentes de todo tipo de “compromiso”. ¡Que no me compliquen la vida! 
Naturalmente que hay que cumplir los preceptos de Dios y de la Iglesia, pero no es suficiente; nuestra alma necesita más alimento. No me refiero a términos de salvación del alma, pues esto SOLO le corresponde a Dios. Es que el que actúa así, se pierde lo mejor de la “fiesta”. 
No en vano nos recuerda el libro del Apocalipsis: “…No eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca…” (Ap 3 14-17)
 
Alabado sea Jesucristo

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