8. Evangelio y predicación: he ahí el binomio inseparable. Sólo la vinculación al Evangelio libra al predicador de hablar de sí mismo y de sus cosas. Recordemos lo que dice san Agustín: “Quien no se aplica a escuchar en su interior la Palabra de Dios será hallado vacío en su predicación externa”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario