miércoles, 27 de septiembre de 2017

LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO (2) (por Tomás Cremades)

Continuamos con este relato que iniciamos en días pasados sobre la “alegría del Evangelio” (2), que terminará en el último capítulo (3). Estas tres catequesis proceden de una charla que se dio a la Adoración Nocturna en Madrid inspiradas en la Evangelii Gaudium del Papa Francisco.
Y continuamos…
Tú y yo, tenemos que ver en nuestra vida, dónde nos encontramos:
Por casualidad estás huyendo de los egipcios,  DE TUS EGIPCIOS? Quienes son tus egipcios? A lo mejor son tus pasiones que te aplastan y de las que no sabes cómo huir. O tienes pequeños dioses que se te han hecho grandes señores de tu alma…
Has pasado ya el Mar Rojo, TU MAR ROJO? Quizá estés en el desierto, dando vueltas durante años y años a tu vida, siempre  haciendo lo mismo, sin resolver los problemas que te acucian o te machacan…que te hastían…
Cómo está tu becerro de oro? Reluciente? El pueblo de Israel adoró al becerro, se olvidó de los beneficios del Señor, de sus milagros, de su salida de Egypto, igual que nosotros. Creemos en lo que ven nuestros ojos y tocan nuestras manos.
Viste la Tierra Prometida? Cuando Josué envió emisarios a ver cómo podría ser la tierra de Canaán, éstos llegaron atemorizados: lo relata el libro de los Números ( 13-25) y también Dt 1,22 y s)
Habían visto una tierra de gigantes, con siete torres: podríamos ponerles nombres: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. Siete pecados capitales. Los gigantes que no podemos vencer.
Qué ocurrió? Que al tocar la trompeta Josué, las murallas cayeron. Sabéis que la trompeta simboliza la Palabra. Al sonido de la Palabra, cuando la Palabra resuene en tu corazón, todas nuestras murallas se caerán.
Es hermosa la Escritura verdad? Al hilo de esto, ya veis que las imágenes se intercambian con las palabras, nos viene muy bien recordar el Salmo que dice “levanto mis ojos a los montes, de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene  del Señor, que hizo el Cielo y la tierra…”
Y en otro Lugar, decimos que la fe mueve montañas…si meditamos ambos, podemos pensar: los montes-en el Evangelio- es donde habitan los dioses, los dioses que tú y yo hemos creado y alimentado dentro de nuestro corazón, nuestro particular becerro de oro. Pues bien, con la fe, derribaremos esos montes, esas montañas, y podremos levantar los ojos a ellos para preguntarles de donde vendrá el auxilio a nuestra vida, a ver si nos responden… Solo el auxilio nos viene del Señor que hizo el Cielo y la tierra
Para decir cómo en la sabiduría del Señor, con imágenes, nos va desvelando las Escrituras y nos parte el pan
Decían los de Emaús: no ardía nuestro corazón cuando nos abría las escritura y partía con nosotros el pan?
Pero nuestra alma también tiene sentidos: tiene vista, y oído y tacto y gusto…sólo que no están educados. Aprende a usarlos. Reza!!
Sabéis un gran milagro, un enorme milagro de Dios para contigo? Mírate! Mira lo que Dios ha hecho contigo, y lo que hace cada día. No mires lo que te falta, mira lo que tienes. Cuando vayas a la oración, no pidas milagros a Dios. Mira lo que ha hecho en ti y lo que quiere hacer en ti, no lo que tú quieres hacer por Él.
El verbo hacer es el verbo crear. En el libro del Génesis, recordad que dice Dios: Hagamos los peces, los arboles, hagamos al hombre…hacer es crear.
Hemos de tener en cuenta que la Biblia y las Escrituras, son libros no necesariamente históricos, sino Palabra revelada al hombre, pero de mentalidad oriental, no romana o griega como la nuestra, de forma que las imágenes sirven también para expresar las ideas.
Como decía al principio, continuará con el tercer y último Capítulo
 
Alabado sea Jesucristo

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