Pero
un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a
misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y
poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.
Lc 10;33-34
TENEMOS QUE BAJAR A BUSCARLES
Tenemos que bajar a
buscarles
Bajar a buscar a
nuestros hermanos
Como Cristo bajó a
la tierra a buscarnos
Descender al lugar
donde los hombres viven
Pedir a Dios que,
sin soberbia y con mucho amor
Sepamos descender,
como lo hizo Cristo
En silencio, sin
hacer ruido,
Al infierno de
nuestros hermanos
Tomarles de la mano
y acompañarles
Y vivir con ellos,
allí, donde ellos están
Pero mirando hacia
arriba, hacia Dios
Y apoyados en su
Palabra
Impulsar nuestros
pies, tomándoles de la mano
Sacarles de dónde se
encuentran
Para acompañarles a
Dios
Si pretendemos ser
de CristoY no seguir sus pasos, descendiendo al lugar donde nuestros hermanos están
No habremos
entendido nada y nuestra oscuridad
Será peor a la de
aquellos de quienes nos compadecemos
Por eso se me alegra
el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.
Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.
Lc 10; 33-34
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