En el Evangelio de este domingo vemos que Jesús es bautizado por Juan Bautista en el Jordán.
Dice Marcos que se rasgaron los cielos y que Dios Padre hizo resonar su Voz, su Palabra: "Tu eres mi Hijo amado, en Tí me complazco". Nos parece natural que el Padre se complazca en Jesús su Hijo, lo que no nos parece natural es que esta complacencia se extienda a toda la Humanidad habida cuenta de la infinita diferencia entre Él y nosotros.
¡Pues sí!, y ésta es la Gran Noticia, buena donde las haya, que irradia el Evangelio de Jesús: que los que, aún con sus normales mediocridades, se abrazan a sus Palabras, alcanzan la impensable grandeza y dignidad de llegar a complacer a Dios igual que Jesús.
Cada vez que una persona da paso libre al Evangelio en su camino hacia sus entrañas vueve a resonar la Voz que escuchó Jesús: Te amo, tu eres mi hijo/a, en tí me complazco.
(P. Antonio Pavía)
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