IMucho tiene que ver el amor con el cruce de miradas, lo vemos en el Evangelio de este domingo. Jesús fija su mirada en Pedro con tal intensidad, que consigue hacerse paso y asentarse en su corazón. La originalidad de esta mirada es que no se desvanece con el tiempo, al contrario, como el buen vino, adquiere más solera.
Después de su triple negación, Pedro,
abatido por completo, piensa que Jesús lo ha descartado. A esto se añade que no se perdona haber caído tan bajo, cuando de pronto, ve a Jesús que es llevado a juicio y para su sorpresa, éste vuelve la cabeza y repite su mirada.
La verguenza y la culpa fueron barridas por este Amor incomprensible. Desde entonces Pedro vivió su discipulado bajo el fuego del cruce de miradas con el Hijo de Dios. No le envidiemos, este cruce de miradas esta a nuestro alcance ...es parte del Misterio que esconde el Evangelio de Jesús... los que lo buscan lo encuentran.
(Antonio Pavía.- Misionero Comboniano)
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