Fiesta de la Santísima Trinidad. Jesús envía a sus discípulos por el mundo para anunciar el Evamgelio. Les dice: "Se me ha dado todo poder, id..".
No, no les envía al encuentro de los hombres, con remedios milagrosos ni fórmulas mágicas para aliviar sus males, sino con el poder de Dios Padre Hijo y Espíritu Santo que late en la Palabra, en el Evangelio y que actúa en quienes lo
escuchan y acogen con sencillez. Éstos no experimentan ningún cambio repentino, pero sí viven paulatinamente un proceso bellísimo en su interior por el poder transformador del Evangelio que hospedan en sus entrañas.. la acción operante de la que habla Pablo en Ts 2,13. Es tal la seducción del Evangelio, que quien lo acoge, comprende que llegó la hora de dar el brazo a torcer ante el Único que le da la Vida que tanto busca aún inconscientemente. Ahi está el poder de la Palabra..no somete, seduce, te da anticipos de Vida,.. y como Dios ni quiere ni le apetece tener siervos, sino hijos, deja al hombre la última palabra decisoria para acoger o no la Vida y el Amor.
Volvemos nuestros ojos a Pablo,.. no le fue fácil dar su brazo a torcer frente a Jesús a pesar de su aparatoso encuentro camino a Damasco.. al final se rindió y bendijo el día que lo hizo; podemos intuirlo a la luz de este testimonio imperecedero: "Ya no soy yo quien vive, es Jesucristo quien vive en mí " (Gal2,20). Esto mismo lo puede decir todo aquel que hospeda el Evangelio en sus entrañas.
(Antonio Pavía-Misionero Comboniano)
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