Nada más ser bautizado, Jesús es "empujado al desierto", Pareciera que no va por voluntad propia, sino empujado por el Espíritu, que no es otra cosa que "el Amor entre el Padre y el hijo".Pero Jesús va por propia Voluntad, la suya, y la de su Padre. Por eso nos dirá: “…Nadie me quita la vida, yo la doy voluntariamente…” (Jn 10,18)
Es la más viva imagen de la humanidad de Jesús. El sabe y conoce su misión. Está a merced del Maligno: Satanás. Jesucristo quiso ser en todo como el hombre, excepto en el pecado; pero quiere saber hasta dónde puede sufrir el hombre arrastrado por la tentación.
Pasa cuarenta días en el desierto; número simbólico,imagen bellísima que nos recuerda el pueblo de Israel, que pasa cuarenta años hasta llegar a la Tierra Prometida.
Jesús sufre las tentaciones, y dice el texto que “los ángeles le servían”. Y aprovechamos esta hermosa imagen: los ángeles le servían. Los ángeles representan la misma Palabra de Dios enviada por el Padre como alimento. En la iconografía popular a los ángeles se les representa con alas. Son seres espirituales sin cuerpo, por lo que carecen de alas, pero la imagen es para explicar la “celeridad” en cumplir la Palabra de Dios. Ya está explicando su Alimento: la Palabra del Padre. Y se lo recordará a la Samaritana:”…Mi alimento es hacer la Voluntad del que me ha enviado…” (Jn 4,34)
Sabemos por otros textos, que después de las “tentaciones”, Jesús se marchó a “proclamar” el Reino de Dios: “…el Reino de Dios está cerca…”.Estaba cerca sí, el Reino de Dios es el mismo Jesucristo. Y nos invita: “Convertíos, creed en el Evangelio”, única Palabra que se “proclama”.
(Tomás Cremades)j
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