Atentos a lo que Jesús nos dice en este Evangelio: todo el bien que hacemos a alguien porque es discípulo suyo, a Él mismo se lo hacemos. Claro que vale también para el caso contrario, si hacemos daño a un discípulo suyo, a Él se lo hacemos. Recordemos cuando se le apareció a Pablo, perseguidor de los primeros cristianos; no le dijo: ¿Porque persigues a estos pobres hombres? sino ¿Porque me persigues?. Esta es una bellísima noticia para todos aquellos que incluso con dudas y desviaciones llevamos en nuestra alma el deseo irrenunciable de llegar a ser discípulos del Señor Jesús y lo es porque hoy nos dice que se identifica con nosotros, también cuando caemos, siempre que sigamos con los ojos puestos en su Evangelio, Escuela del Discipulado.
El Apóstol Pablo, el antaño perseguidor, apasionado por Jesús hasta la médula del corazón y del alma canta exultante de gozo su nueva identidad: ¡su Señor viviendo en él!, y así lo proclama en su carta a los cristianos de Galacia: " Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi " (Gal 2,20)
(Antonio Pavía.- Misionero Comboniano)
El Apóstol Pablo, el antaño perseguidor, apasionado por Jesús hasta la médula del corazón y del alma canta exultante de gozo su nueva identidad: ¡su Señor viviendo en él!, y así lo proclama en su carta a los cristianos de Galacia: " Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi " (Gal 2,20)
(Antonio Pavía.- Misionero Comboniano)
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